Para escribir un buen ensayo
Lo más importante es ensayar, probar, borronear y volver a intentarlo.
En un ensayo se suele expresar una perspectiva personal acerca de un determinado problema. Es un ejercicio de pensamiento y argumentación
Como lo dice su nombre, un ensayo es una "tentativa", un "intento" o, si quieres decirlo así, un "experimento" que se lleva a cabo con conceptos y razones, escriben en el curso de autoaprendizaje "Problemas de la Estética".
Se escribe un ensayo porque se quiere abordar un problema para el cual no se cuenta con una solución inmediata y que, por lo tanto, suscita o puede suscitar una controversia.
En este sentido, un ensayo puede tener diversas finalidades: resolver un problema, proponer alternativas de solución (si las admite) o mostrar que ninguna de ellas es concluyente. Asimismo, puede pretender precisar la formulación de un problema y su tratamiento, discutir los puntos de vista que se han planteado a al respecto, o mostrar que es un falso problema (cuando sospechas que lo que lo motiva no es más que una confusión mental o falacia.
En un ensayo se suele expresar una perspectiva personal o punto de vista acerca de un problema. No como una simple opinión privada, sino con la intención de persuadir a otros de lo que uno piensa y dice. Por eso, es importante tener buenas ideas y buenas razones y lograr una buena manera de exponerlas a través de un texto.
En los siguientes puntos te ofrecemos algunas sugerencias que pueden ayudar a tus alumnos en la elaboración de un ensayo. Vamos por parte:
PRIMEROS PASOS
Para escribir un ensayo es importante tener antes algunas cosas claras. Sin embargo se recomienda no esperar que todo esté claro para ponerse a escribir. ¿Razones?
Usualmente el propio ejercicio de la escritura resulta ser notablemente iluminador y, por eso, no conviene diferirlo demasiado. De hecho, es bueno que estos "primeros pasos" de que te vamos a hablar ahora se materialicen a través de notas, apuntes preparatorios y recopilación de material que se considere van a ser útiles luego.
El planteamiento de un problema se concreta siempre en la formulación de una pregunta: Identificar la pregunta y determinar de qué tipo de pregunta se trata es esencial para saber si el problema está bien planteado y qué tipo de respuesta se espera.
- Lo primero es fijarse en el tipo de la pregunta. Para ello ayudan los pronombres y los giros interrogativos. Así, cuando alguien pregunta ¿qué es tal cosa? está pidiendo un conjunto de señales identificadoras de esa cosa, que podrán ser incorporadas ordenadamente en una definición, una descripción, un relato de la generación de la cosa, etc. Cuando se pregunta ¿cómo se hace tal cosa? (trátese de fabricación, acción, conocimiento, comprensión, etc.) se están pidiendo instrucciones para alcanzar el objetivo.
- Lo segundo es reconocer el tema. Aquí estamos haciendo una distinción entre tema y problema, algo que muchas veces no resulta transparente para el alumno. Podemos explicarle entonces, que el tema es aquello de lo que trata la pregunta, su asunto. El problema, en cambio, es el conflicto de opiniones que se plantea acerca de ese tema. Así, por ejemplo, un tema puede ser la libertad del ser humano, y un problema relativo a él, la pregunta sobre si puede considerarse al ser humano libre en la definición de su conducta, o si ésta está determinada por factores ajenos a la propia voluntad.
Lo tercero es identificar o formular el problema, porque sobre un mismo tema suele haber diversos puntos de vista. Discriminar cuáles son esos puntos de vista, ponerlos en relación y en tensión unos con otros, descubrir en qué se oponen o contradicen, es la estrategia para plantear un problema o comentar un texto. Éste será el corazón de un buen ensayo. - Lo cuarto es cerciorarse de que se ha entendido o formulado bien los términos en que está expresado el tema y formulado el problema. Para ello se pueden utilizar diversos instrumentos: elaborar listas de términos afines, discernir sus significaciones, clasificarlos, identificar sus opuestos, consultar diccionarios (generales o especializados), revisar formulaciones con las cuales relacionar la que presidirá el examen, encontrar o imaginar ejemplos del tema planteado, etc. Aquí es importante no olvidar que ninguno de estos recursos podrá reemplazar el propio ejercicio reflexivo, que es precisamente la sustancia del ensayo. En todo caso, la claridad de los términos es decisiva para asegurar la coherencia, concordancia y pertinencia de lo que uno se propone en su ensayo.
Un punto clave para trabajar la elaboración de un buen ensayo con los alumnos es la elaboración de un plan que apunte a la claridad (precisión conceptual y lingüística) la coherencia argumental, la pertinencia de los ejemplos y de los contraejemplos.
Asimismo, y como tu bien sabes, el plan de un ensayo debiera considerar una introducción (en la cual se plantea el problema, así como su importancia o su interés, y se anticipa resumidamente el punto de vista que se adoptará para su examen), un desarrollo y una conclusión personal. Pero en concreto, para hacer un buen ensayo hay que ponerse a redactar y tener algunas consideraciones de estilo...
Pero, lo más importante es ensayar, probar, borronear y volver a intentarlo.
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